Autocares Julián de Castro celebró su 110 aniversario el pasado día 20. Al evento asistió la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, acompañada del consejero de Transportes, Jorge Rodrigo, los alcaldes de los municipios en los que opera la empresa, empleados, de asociaciones y representantes del sector. La empresa comenzó a trasladar viajeros en un coche de caballos y hasta 1924 no adquirió su primer autobús; ahora tiene 140, 260 empleados para las 16 líneas que comunican un total de 10 municipios y la capital. Un ejemplo de negocio familiar que se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos.
Venenos nunca fueron buenos
La Comisión Europea acaba de renovar por un periodo de diez años la autorización para el uso del glifosato, después de que sus Estados miembros no hayan sido capaces de lograr un acuerdo a favor o en contra. Este producto es el herbicida comúnmente más usado y, al mismo tiempo, más controvertido. La agricultura intensiva ha generalizado su uso durante las últimas décadas al tiempo que la sombra de la duda se cierne sobre él y su relación con la pérdida del hábitat natural de especies de plantas y animales muy necesarios para el medio ambiente. Incluso reputados científicos han demostrado sus efectos nocivos para el ser humano.
Es otro caso de la eterna balanza entre lo saludable y lo rentable. El principal argumento para no vetar su uso en Europa ha sido que su prohibición hubiera traído consigo un aumento de precios en la cesta de la compra. Como si hubiera que hacer una elección entre tener la tripa llena o gozar de buena salud.
El dilema del glifosato se extiende a otros aspectos del mundo actual, que se dirige vertiginoso hacia un futuro muy cercano de inteligencia artificial y progreso técnico al tiempo que se destruyen nuestros espacios naturales con la excusa de la rentabilidad. Este aspecto debería ser asunto de debate común entre nuestros dirigentes pues, llamándose cambio climático, calentamiento global o como quiera llamársele, lo cierto es que estamos consiguiendo no la destrucción de nuestro planeta, sino la extinción del género humano de él. Para obviar este asunto, al igual que se hace con otros muchos, se tildan de exageración estas afirmaciones y se estigmatiza a quien comulgue con esa idea colgándole el sambenito de ecologista, e incluso de radical.
No queremos entender que los problemas más importantes son los que atañen a las cosas más sencillas. El hacer que este mundo sea habitable siempre será más importante que el precio de los carburantes o el Dios al que rece cada uno. Nuestros políticos se están dedicando a mofarse de los deslices de los demás, riéndose a carcajadas de si una cita es de Machado o de Ismael Serrano. Otros recurren a la mera injuria y lo camuflan entre aromas frutales para seguir manteniendo su vejación hacia el rival. Y los hay que se especializan en el insulto y disparan verbalmente contra su adversario ametrallándolo con epítetos cada vez más despectivos.
Este es el mundo de nuestros compatriotas Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso y del argentino Javier Milei. Se pueden defender posturas diferentes, opuestas incluso, pero siempre desde el respeto hacia sus adversarios que son también personas, congéneres que habitan este mundo, al menos hasta ahora. Todavía tenemos tiempo si tomamos las medidas oportunas. Hagamos caso a la ciencia.